Mezclar infusiones es una práctica habitual y una forma agradable de disfrutar de una gran variedad de sabores y, además, de las propiedades beneficiosas que ofrecen algunas de ellas para el organismo.
Sin embargo, es importante considerar las propiedades individuales de cada ingrediente para asegurarnos de que no haya interacciones adversas.
Por ejemplo, en Cafés Foronda, nos preocupamos por que todas nuestras selecciones de té e infusiones (té verde, té negro, té rojo, té blanco y tisanas e infusiones) respeten el equilibrio entre ingredientes, de tal forma que no puedan resultar dañinas.
Aún con todo, siempre es recomendable consultar al médico o médica de cabecera ante cualquier duda sobre la ingesta de una determinada infusión o ingrediente, especialmente si se presentan patologías o enfermedades crónicas.
Estas son algunas de las combinaciones de infusiones que suelen ser seguras:
Manzanilla y menta. De propiedades calmantes, nos ayuda a relajarnos y puede ser útil para aliviar problemas digestivos, además de refrescante por la interacción con la menta. Este último ingrediente suele ser habitual en muchas infusiones.
Té Verde y jengibre. Conocido por sus efectos antiinflamatorios y beneficios para la digestión, el jengibre está presente en multitud de infusiones. Combinado con el té verde, ofrece una bebida rica en antioxidantes, promueve la salud cardiovascular y tiene propiedades estimulantes leves.
Rooibos y vainilla: sin cafeína y de un sabor suave y dulce, así resulta esta combinación perfecta para paladares golosos.
Precauciones a la hora de tomar infusiones
Existen otras combinaciones posibles además de las citadas. Lo importante, para disfrutar adecuadamente de todas ellas, es tomar algunas precauciones:
1. No exceder las cantidades diarias de ingesta recomendadas.
2. Asegurarse de no ser alérgicos o alérgicas a ninguno de los ingredientes.
3. Si se están tomando medicamentos, se padece alguna dolencia o se está embarazada, consultar con un profesional de la salud para evitar interacciones negativas.
4. No emplear las infusiones como sustituto del agua.
Y es que, si bien las infusiones pueden tener un efecto terapéutico sobre la salud, no deben sustituir al agua, pues tienen, por norma general, un efecto diurético sobre el organismo. Es decir, efectivamente, previenen de la retención de líquidos, pero también dificultan una correcta hidratación, si la tomamos en lugar de agua, en caso de esfuerzos prolongados, por ejemplo, por la práctica de deporte intenso.